viernes, 20 de abril de 2012

UNA LECTURA FILOSÓFICA

En la obra Crónica del Fin del Mundo aparecen de forma implícita varias reflexiones filosóficas. Todas ellas se plantean como preguntas dentro de las conversaciones entre los personajes y de forma indirecta y cuasi retórica, al espectador.

 La reflexión más importante que articula el tema y el desarrollo de la acción podría formularse así: ¿Cuáles son aquellos actos con los que aprovechamos nuestra vida? Esta cuestión yace latente en la pregunta fundamental que mueve la primera ficha de la última partida: ¿Qué harías en tu último día en la Tierra?.

Así pues, bajo la hipótesis del fin del mundo, nos podemos preguntar: ¿qué es aquello que nos haría aprovechar al máximo el tiempo que nos ha sido regalado y que ahora se escurre inevitablemente de nuestras manos?. Durante toda la obra aparecen varias respuestas como amar, buscar vivencias insospechadas con otras personas o estar dispuesto a encontrarse con la casualidad. Todas estas respuestas que buscan ser el medio para vivirse intensamente desembocan en una misma noción: el viaje. Lo más fundamental del viaje es el hecho de trasladarse y descubrir nuevas realidades. Sin embargo, para comprender bien por qué todas las respuestas conducen a él, hay que poder pensarlo tanto como un desplazamiento exterior y físico a paraísos exóticos como interior, bajo la forma de una experiencia vital única.

Ser capaz de reinventarse es la clave para desear que lo vivido se repita eternamente. Amar la vida en la tierra implica reconocer nuestra finitud y por tanto, aceptar que cada momento es una oportunidad irrepetible para ser feliz. Y esto es lo que intentarán conseguir los personajes a lo largo del que podría ser su último día en la Tierra.

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