viernes, 27 de abril de 2012

UN MONUMENTO

Ayer, durante el estreno, dos actores estaban solos en las bambalinas. El resto estaban en escena. Entonces los dos se piden silencio mutuamente -prácticamente se escucha todo desde el escenario-, respiran nerviosos y agitados, todo está saliendo bien, la escena fluye, el técnico de sonido e iluminación ejecuta su plan a la perfección. Y respiran profundamente, el final está cerca. Sólo les falta un último suspiro. Entonces, uno de ellos le pone la mano en el pecho al otro, para decirle "tranquilo, contente, ya está hecho" y entonces éste pude notar en la palma de su mano los latidos del corazón del otro. Pam, pam, pam, pam, pam. Esos latidos, esa oscuridad, el diálogo fluyendo en escena, los nervios, la tensión. Todo nace de una idea. De un proceso, casi un año desde el día en el que alguien dijo "¿Y si...?". Ayer, en el estreno todo eso flotaba en el aire.


Los largos ensayos hasta pasada la medianoche, los largos fines de semana de escritura conjunta del guión. Las duchas en las que efervescen las ideas, las canciones que nos han inspirado, las películas que nos han marcado, los sueños que nos han dictado. Horas y horas y horas que han aguardado a que se produjera ya de una vez por todas un 26 de Abril de 2012, la "magia del teatro", aquello que siempre debe existir en el teatro que hace que las cosas, unas veces de forma más inexplicable que otras, todo funcione. 

"Habéis hecho arte" me comentó un espectador al final de la obra, y le respondí "claro, aquí hacemos teatro". Diez personas consiguieron levantar un monumento en la memoria de aquellos que decidieron que valia la pena acercarse allí, dónde decían que se acabaría el mundo.

Hoy a las 14.30h, lo intentaremos de nuevo.

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